miércoles, 14 de marzo de 2012

Cap 44°


Eran aproximadamente las dos de la madrugada, el constante goteo de la lluvia chocaba contra el cristal ya empañado de mi ventana, y a lo lejos el maúllo de un minino me tenía como loca al no permitirme pegar ojo.
Así como estaba recostada en mi cama y frustrada por el insomnio, había una sola cosa en la que podía pensar, y era que en poco menos de dos días, entraría a la nueva escuela que mi madre y su mantenido habían escogido para mí, claro que no estaría completamente sola, ya que mi mejor amiga Hayley estaría conmigo, pero eso no lo dejaba de hacer menos aterrador. Era algo frustrante.

La fuerte lluvia se fue deteniendo poco a poco y en cuestión de minutos el minino dejo de maullar. Ahora solo faltaba poner todo de mí para poder conciliar el sueño. Acomode mi almohada y me acurruqué en la cama soltando un leve bostezo. Dejé mi mente en blanco y las preocupaciones a un lado y mis parpados se comenzaron a cerrar lentamente…
Un fuerte claxon resonó con gran estruendo y provocó que me cayera de la cama haciendo que me golpeara la cabeza con el filo de la mesita de noche.

Enfadada y soltando maldiciones me acerqué al reloj de pared, no era posible, eran las dos de la madrugada, apenas si había logrado dormir cinco minutos más.
¿Quién carajos se atrevía a tocar el claxon de esa manera a estas horas de la noche?

Me acerqué a la enorme ventana de la habitación y miré por ella en busca de algún carro que fuese el responsable del escándalo, en ese momento pude ver una silueta que se aproximaba al sendero que conducía a la casa y justo al lado de la banqueta un Audi rojo último modelo estacionado con la puerta del conductor abierta.
-¿Qué imbécil deja su puerta abierta con todo y llaves dentro?- murmuré mientras seguía con la mirada a la persona que caminaba por el sendero.

¿Sería un conocido de Bieber? De cualquier forma no sabía si él había regresado ya de hacer sus cosas de super estrella, ya que cuando había vuelto con Chris,  Carmen me había dicho que aún no regresaban ni el ni Pattie.
Pero eso no era lo que me preocupaba mientras seguía mirando como se acercaba a la puerta, si no, el simple hecho de que me encontraba, si es que no había llegado nadie a casa, completamente sola, ya que Carmen se iba a su casa a eso de las 7 de la noche.

Tal vez estaba demasiado afectada por el insomnio o sencillamente era una perfecta chiflada, pero lo siguiente que hice fue bajar a toda velocidad  sin hacer el más mínimo ruido por las escaleras.
Lo primero que hice llegando a la planta baja fue ver el porta llaves y asegurarme de si estaba sola o no en casa. Y lo que vieron mis ojos me provocó un tremendo vuelco en el estómago, porque en efecto me encontraba sola, ya que las llaves del auto de Pattie o Justin no estaban colgadas, lo que quería decir que aún no volvían.

-¿Pero por qué demonios se tardan tanto?- murmuré frustrada.
Ahora si que no me sentía con las fuerzas y la valentía de hace un rato para haber bajado, ¿Qué tal si se trataba de un ladrón? O peor aún ¿Un asesino loco?

Cualquier persona normal estaba segura que hubiera llamado de inmediato a la policía, pero normal no era la palabra perfecta para describirme.
Me acerqué lentamente con el corazón en el alma a la puerta principal, pensaba que si miraba por la mirilla de la puerta, podría identificar de quién se trataba y decretar si la persona tenía cara de algún loco maniático, pero antes de que pudiera mirar, el sonido del timbre me hizo dar un brinco y sentir mi corazón a punto de salir por mi boca.

Ok, bueno, al menos no creía que un ladrón fuera a llamar a la puerta de tu casa ¿No?
El timbre volvió a resonar impacientemente y tratando de tranquilizar mi respiración abrí la puerta de un tirón, para encararme con la persona que se encontraba del otro lado.

-¿(Tn) ___?- dijo cambiando su expresión de impaciencia por una de asombro.
-¿Tu?- dije prácticamente dejando caer mi mandíbula del asombro para después fruncir el ceño con enojo- ¡¿A ti que carajos te sucede?!

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