miércoles, 4 de abril de 2012

Cap 54°


El vacío, ¿Así se siente cuando te sientes totalmente perdido, confundido tan… fuera de lugar? El caer… esa sensación que brota en la boca de tu estómago cuando tu cuerpo parece estar flotando, dando vueltas… pero al mismo tiempo hundiéndose en las profundidades de lo desconocido… tal vez de lo que tememos … El miedo, esa sensación que corre por mis venas y acelera mi corazón con cada latido que choca contra mi pecho… La atracción, ese sentimiento repentino que por más que sepa es… peligroso, lo hace aun más… misterioso, atractivo… tan, él.
Mis puños se cerraron en torno a la suave y delgada sábana blanca que cubría mi cuerpo, mi corazón seguía latiendo apresurado y desbocado, dejándome con esa horrible sensación de falta de aire en el pecho, podía sentir como el pegajoso y frío sudor empapaba mi cuerpo, y aunque estaba consciente de que era solo un sueño, por más que lo intentara no podía salir de el, no podía siquiera abrir los ojos, hacer un movimiento,… gritar.

El chirriante crujido de miles de cristales resonó en mi cabeza con mayor ímpetu, el olor metálico y salado tan característico de esa sustancia rojiza y pegajosa llenó mis pulmones y lo último que mis pesados y cansados parpados percibieron, fueron esos ojos que arrebataban el aliento y me miraban con tristeza mientras agachaba la mirada y volvía a negar con la cabeza…
-¡No!- grité desesperada mientras en un impulso me sentaba en la cama con la mano en la boca.

Todo estaba en su lugar, los muebles de madera clara y fina, la pantalla colgada a la pared blanca con tonos rosa pastel, las suaves cortinas de seda agitándose desde el balcón formando grandes olas debido al fresco viento nocturno… y el reloj digital que amenazaba con sonar en cualquier momento, sabía donde me encontraba, al menos eso lo hacía parecer solo un sueño… o… una horrible pesadilla.
Mis ojos seguían dilatados y mi corazón no había acompasado el ritmo en ningún momento, volví a recorrer la habitación con la mirada, ante el temor que todo desapareciera y la pesadilla cobrara realidad de un momento a otro.

Tomé un gran bocado de aire y mi mano bajo hasta mi pecho sintiendo los sordos, pero fuertes latidos de mi agitado corazón, una pequeña gota fría rozó mi mejilla y pude notar con gran desconcierto que no se trataba de sudor frio, sino de lágrimas que brotaban descontroladas de mis pesados párpados, froté con fuerza ambos ojos en un intento inútil de que cesaran, pero parecían no tener fin.
-Fue solo un sueño- me dije a mi misma en un intento de autocontrol.

Mis piernas colgaron de la cama y seguido de esto, mis pies tocaron el frío piso de madera, cada paso que daba me mareaba más y me hacía sentir de alguna forma totalmente perdida e insegura, quería que todas esas sensaciones absurdas se alejaran lo antes posible, así que apresuré mi lento paso hacia el balcón y una vez ahí, aspiré el fresco olor a hierba húmeda, logré después de unos cuantos segundos acompasar mi respiración y cada latido de mi corazón.
-¿Qué… fue eso?- pensé en voz alta mientras cerraba los ojos y recargaba ambas manos en el metal del barandal.

A lo lejos el canto de los pájaros comenzó a resonar en mis oídos y para cuando mis ojos volvieron a mirar el cielo, este estaba totalmente despejado junto con suaves y finas nubes anaranjadas y rosadas, pude notar que ahora estaba acostada en el piso de mármol del balcón, ¿En qué momento me abría quedado dormida? ¿Habría pasado mucho tiempo?
-Ok, está declarado, tengo serios problemas- pensé con ironía.

Parecía que haría un buen día, claro hablando solo del clima, ya que hoy me esperaba un tortuoso día de conocer la tonta escuela, bueno al menos solo iba por mi material escolar y mis horarios, pero eso no lo hacía parecer mejor de algún modo.
Me metí a la ducha y la cálida sensación del agua recorriendo mi cuerpo, al menos logró alejar las imágenes y sensaciones de la noche anterior.

Finalmente me decidí por este conjunto:

-Hola Busca pleitos- rió Ryan cuando me vió entrar a la cocina.

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