Cap 67°

Los cristales llenaban mi rostro, podía sentirlos claramente encajados por todo mi cuerpo… abriéndose paso hasta mis huesos, el dolor era agudo, era todo.

Mis ojos se abrieron en un intento desesperado por encontrarlo… ¿Encontrarlo?... ¿En dónde estaba? ¿Por qué me había dejado?...

Mi visión era nublada y el mismo olor a óxido y sal volvieron a llenar mis pulmones… eso no era todo, mis oídos ¿Por qué no podía escuchar nada? Era como tener adheridos a ellos una especie de tapones que me impedían escuchar con claridad… todo eran ruidos sordos, amortiguados.

Mi desesperación acrecentó y ese horrible, pero a la vez tan conocido vacío en mi pecho, en mi corazón, se volvió a hacer presente ¿Por qué no estaba aquí? ¿Por qué me había dejado sola?...

-¡Bastaaaa!- un gritó ahogado salió de mi reseca garganta.

La penumbra de mi habitación me recibió al instante de abrir mis húmedos ojos, mis temblorosos dedos se aferraron al suave colchón, como si de un momento a otro fuera a salir disparada de éste.

Mi respiración se tranquilizó lentamente y mis músculos se fueron destensando.

-Es solo un sueño…- murmuré por segunda vez consecutiva.

Ya estaba harta, simplemente no lo entendía… todos esos sueños… ¿Por qué parecían tan reales? ¿Por qué repercutían tanto en mí? Y lo más importante ¿Qué querían decir?

Me levanté justo como lo había hecho la noche anterior y me dirigí al balcón, siempre el viento fresco me ayudaba a acomodar mis difusas ideas y a pensar con claridad.

Mis pulmones se llenaron del frío y fuerte viento que azotaba contra mi cara, y de alguna forma eso me tranquilizó, nada de cristales, nada de sangre… nada de esas estúpidas sensaciones…

Abrí los ojos lentamente y solté un sonoro suspiro.

El mismo sueño… las mismas imágenes habían sido las mismas que las de la noche anterior, solo que… ¿Más intensas?

Estaba buscando a alguien ¿A eso se debía mi desesperación? Por supuesto que debía de estar buscando a alguien de otra forma… ¿Qué quería decir con todo eso?

¿En dónde estaba? ¿Por qué me había dejado?...

Las palabras de mi sueño me provocaron un escalofrío.

-¡Ya basta (Tn) ___!- me reprendí a mi misma- Tengo que dejar de pensar en toda esa bola de estupideces.

Ya tenía suficiente con mi falta de recuerdos, como para agregarle el hecho de que ahora mis sueños me estaban volviendo loca por las noches.

Después de tratar de reflexionar todo y asegurarme de que solo se debía a falta de sueño y tal vez estrés, decidí que lo mejor sería regresar a la cama y descansar unas cuantas horas más, estaba por adentrarme a la habitación, cuando de forma involuntaria, o como si mis ojos se hubieran convertido en pequeños imanes, estos se posaron repentinamente en mi casa.

-¿Pero qué… demonios?- dije mientras volvía a girar mi cuerpo por completo hacía el barandal y mis ojos se abrían de par en par.

Mi pequeña casa que se encontraba justo delante de la de Justin, en este momento se encontraba con las luces prendidas de toda la estancia de abajo.

-Imposible- dije sin dar crédito a mis ojos- Imposible, no, no, no hay nadie en mi casa, no puede…

Entonces en ese momento mis ojos pudieron contemplar con horror y desconcierto, como repentinamente las luces de mi cuarto eran encendidas.

-Joder…

Sin pensarlo dos veces, y más bien en un impulso súbito, bajé corriendo a toda velocidad las largas escaleras de la gigantesca casa de Justin, una vez que me encontré en el hall delante de la puerta principal, toda esa adrenalina que había concentrado en mi cuerpo se vio reflejada en mí, y me hizo abrir la puerta de un tirón y salir disparada hacía el otro lado de la calle.

Sí, confirmado, ¡Era una completa demente! ¿Quién en su sano juicio se atreve a ir a su casa, en teoría vacía, a comprobar por qué todas las luces se estaban prendiendo de improvisto? ¿¡A las 12 de la noche!? Pero mi cerebro no era el que me hablaba ahora, o el que me hacía pararme a reflexionar la situación, no, eran mis impulsos, mi adrenalina, mi cuerpo mandaba en este momento sobre mi racionalidad.

Mis temblorosas piernas se detuvieron justo delante de la puerta de mi ahora iluminada casa, podía sentir mi acelerado corazón golpeando contra mis costillas, ¿Qué pasaría si era un asesino? ¿Un ladrón? O peor aún… ¿La propia Jude?..., pero no podía ser Jude, deseché la idea de inmediato, en el aparcamiento, no se encontraba su conocido deportivo negro, ni el auto rojo de Tom, definitivamente no podían ser ellos.

Mis manos tocaron la fría chapa de metal, y sin pensarlo, giré de ella, solo para comprobar, que en efecto, la puerta de mi casa estaba abierta.

Lo primero que me recibió, fue el completo silencio, dentro, la conocida sala y comedor estaban completamente iluminados, pero no había nada, o mejor dicho, estaba todo, los conocidos muebles blancos, los reproductores de radio, las T.V., no faltaba absolutamente nada.

Mis inseguros pasos recorrieron toda la estancia de abajo, hasta el más diminuto lugar, no había nadie.

-Bien, pudo ser solo una falla eléctrica- pensé mientras me detenía en frente de la chimenea de la sala.

Pero justo en ese preciso momento, el sonido de una puerta cerrándose con gran azote, provocó que diera un brincó y mi corazón se volviera a agitar como loco.

No estaba sola…

Cada paso que daba lo sentía como si fuese en cámara lenta, mis pasos se dirigieron a las escaleras principales, que llevaban al piso de arriba, tragué saliva.

¿Era lo más adecuado subir?... me armé de valor y apreté los puños con fuerza, ya había cruzado la calle e inspeccionado gran parte de la casa, como para rendirme y salir corriendo justo ahora.

Subí las escaleras con paso ligero y evitando hacer mucho ruido con cada paso que daba, lo primero que hice fue ir directo a mi habitación… era en cierto punto lo que más me preocupaba inspeccionar primero.

La puerta estaba cerrada, mis manos se volvían cada vez más temblorosas y sentía la cabeza darme vueltas, pero eso no me detenía, simplemente no podía, sin pensarlo más, tomé la manija y giré de ella para abrir la puerta.

Mis ojos se abrieron de par en par y de mi garganta salió un grito agudo que jamás me había escuchado antes… estaba aterrada.

-Tú….

- ¡(Tn) ___!- dijo sorprendido girándose por completo hacia mí.

-¿Qué haces tú aquí?...- apenas si salían las palabras de mi boca en un susurro.

-(Tn) ____, espera déjame explicártelo- dijo mientras dirigía sus pasos hacia mí.

Mis ojos fueron de sus manos a su rostro fugazmente.

-¿Qué haces en mi cuarto?...- dije mientras veía como seguía sosteniendo una fotografía mía.

-Espera yo…- dijo mientras se acercaba cada vez más.

-¡Aléjate de mí!- retrocedí lentamente- ¿¡Quién eres?! ¡¿Dime quién carajos eres?!

Se quedó congelado, no se movió ni un centímetro más y sus ojos se volvieron…. profundos, de nuevo… mi sueño…

-(Tn) ___....- dijo en un susurro con una mirada penetrante, fría.

Un tirón, de mi pecho volvieron a surgir esas horribles y a la vez tan… cálidas sensaciones que me dejaban sin aliento… el hormigueo por todo mi cuerpo, mi corazón palpitando de un modo que nunca había palpitado antes.....

Tragué saliva y retrocedí más hasta que mi espalda chocó contra la pared de mi habitación.

-¿Qué quieres de mí?- estaba al borde de las lágrimas, me sentía acorralada, sin aire, con miedo.

-Tranquila, no es lo que piensas- dijo sin acercarse más a mí y manteniendo su distancia.

-¿No es lo que pienso?- prácticamente escupí las palabras-¡Estás en mi habitación! ¿¡Respóndeme de una puta vez qué haces aquí?! ¿¡Cómo lograste entrar?!

No respondió y se limitó a mirarme fijamente, de esa forma tan misteriosa e inquietante a la vez.

-¿Qué haces en mi casa?- volví a preguntar firme.

Santiago alzó la mirada y se cruzó con mis ojos. No respondió.

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