-¿Qué haces en mi casa?- volví a
preguntar firme.
Santiago alzó la mirada y se cruzó con
mis ojos. No respondió.
-¿Por qué siempre me persigues?- no
sabía de donde había agarrado el valor, porque sinceramente su mirada me
intimidaba.
Necesitaba verlo como el chico al que le había
pintado un bigote de plumón unas noches atrás ¿Por qué tenerle miedo a un tipo
así? Y si era un depravado sexual que se dedicaba a acosar a niñas de mi edad…
bueno no planeaba morir sin dar guerra antes.
-¿Yo?- su sonrisa se volvió sarcástica
y me dio la espalda mientras se dirigía a mi ventana- ¿No deberías ser yo el
que te pregunte eso?
Me quedé fría… fue como si me hubieran
soltado una cachetada, y es que, si lo pensaba detenidamente, yo parecía la acosadora,
el día que entré a la casa de la abuelita de Jason, la biblioteca, incluso
ahora… yo siempre era la que lo terminaba persiguiendo, o al menos eso parecía…
-Yo…- me quedé sin palabras- ¡Yo no te
estoy persiguiendo!
Santiago se giró a verme y la sonrisa
sarcástica no desapareció de su rostro.
-¡Además!- grité- ¡Tú fuiste el que
fue hoy a la feria! ¡Te vi! ¡Estabas justo en medio! Y luego…- mi voz se hizo
un murmuro- Desapareciste…
Igual que en la biblioteca, igual que
en el pie de las escaleras cuando Justin me había ido a recoger… igual que en
cada ocasión que lo veía ¿Desaparecería ahora?
-(Tn) ___- alcé de nuevo la mirada y
vi sus ojos… esos hermosos ojos azules que me provocaban un escalofrío que
recorría la piel… igual que en mi sueño…
-¿Qué?- dije apretando los labios y
tratando parecer fría y calculadora, lo cual solo era una máscara, porque por
dentro era un torbellino de sentimientos encontrados- ¿Te estás vengando de la vez
en que yo irrumpí en el cuarto de Jason? ¿Creíste que iba a estar aquí para que
me hicieras una broma?
-¿Qué?- preguntó riendo.
-¿Qué planeabas? ¿También un bigote
falso? ¿O matarme del susto solamente?- dije frunciendo el entrecejo.
-Escúchame- su rostro se volvió más serio
y frío, me estremecí- No estoy aquí porque te acose, porque te persiga, o
porque quiero una venganza ¿Entiendes?
-¿Entonces que estás haciendo aquí?-
traté de parecer igual de firme que él, pero no me salió, y en cambio mi voz se
quebró - ¿Qué quieres decir con todos esos acertijos?
-¿Acertijos?- dijo sonriendo
sarcásticamente.
-En tu casa, cuando acababa de hablar
con mi madre- mi voz se volvía a quebrar- En la biblioteca… ¡Justo ahora!
-No son ningunos acertijos- me miró.
-¡Entonces explícame!-grité con
desesperación- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué siempre me topo contigo?
-Yo…- sus ojos escrutaron con fuerza
los míos- No sé porque siempre nos encontramos- me dio la espalda- Siempre…
olvídalo.
-¿Qué?- me puse delante de él-
¿Siempre qué?
Santiago tenía los ojos cerrados y al
momento de escucharme soltó un leve suspiro y me miró de nuevo con esa mirada…
-Yo…- dije alejándome unos centímetros
y comenzando a sentir con la misma intensidad que en mi sueño… todas esas emociones.
-Es curioso ¿No?- dijo mirando hacía
la obscura noche y evitando mi mirada- Yo tampoco lo entiendo… siempre… es
inevitable.
Me quedé en silencio ¿Qué era
inevitable? ¿Por qué siempre que estaba cerca los recuerdos y los sentimientos
de ese horrible sueño me sobrecogían con
mayor ímpetu? Lo decía porque él… imposible, él no podría nunca en la vida
experimentar las sensaciones que yo estaba teniendo justo ahora.
-Santiago…- hable en un susurró,
mientras sus ojos seguían clavados en la luna que nos alumbraba- ¿Cómo
entraste?
-Yo…- sus ojos se clavaron en los
míos- Mi padre me dio una copia y un sobre.
-¿Qué?.... ¿Y esto que tiene que ver
con…?
-Mi padre me dio las llaves y… está
dirección- me interrumpió.
No podía comprender nada, no podía
descifrar su mirada, era como tratar de armar un rompecabezas en blanco.
-¿Quién… quién es tu padre?- logré
decir tragando el nudo que se había formado en mi garganta
-Mi padre es Tom… tu padrastro.
Fue como si me hubieran lanzado un
balde de agua frío directo a la cara, no podía respirar, me costaba trabajo,
mis piernas comenzaron a temblar descontroladamente y no pude más que mirarlo
con los ojos entornados…
-¿Qué?- no podía respirar.
-Qué pequeño es el mundo ¿No crees?-
rió con ironía.
-¿Es joda verdad?- dije mientras me
dejaba caer al suelo lentamente recargada en la pared.
-(Tn) ___ ¿Estás bien?- me preguntó
indiferente, mientras yo seguía en mi shock emocional.
-Yo….- dije mientras en ese momento
mis ojos se detenían en el marco de la puerta, donde se encontraban dos grandes
maletas negras reposando en el piso de madera- Tiene que ser mentira…
Él se limitó a mirarme con expresión
seria.
-Tu padre es Tom- solté una risita
histérica.
-¿Te encuentras bien?- preguntó.
No sabía que era lo que me sucedía
¿Locura? Bueno, eso lo supe siempre, pero no, era otra cosa ¿Me dolía? ¿Por qué
me dolía? Era un sentimiento totalmente desconocido para mí, y… pesaba, ¿Dolía
tanto como los mismos cristales encajados por todo mi cuerpo? Tal vez…
-Tu…- tragué saliva- Tu sabías de mí.
-Yo… sí, yo sabía de ti- dijo sin
apartar sus ojos azules de los míos.
-¿Por qué…?- susurré.
-¿Por qué, qué?- preguntó.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?- lo
miré- Lo sabías desde el primer momento en que nos vimos ¿Verdad?
-Yo… no estaba seguro- apartó la
mirada- Pero todo encajaba.
Lo miré en silencio, él se limitaba a
observarme recargado en la pared, mientras yo seguía en el piso.
-Él te habló de mí- aclaré mi
garganta- Tom, tu papá.
-Sí…- sonrió - Siempre… desde que
conoció a Jude.
-Pero… ¿Por qué no estas en las fotos
de su boda?
-Tu tampoco estás ¿O sí?
Un leve escalofrió recorrió todo mi
cuerpo, no, no estaba, me encontraba en Europa, en mi viaje, pensando que mi
loca madre había olvidado a ese Canadiense del que se había enamorado, que solo
había sido un amor pasajero, pero como lo dije antes, oh, gran sorpresa que me
llevé al regresar de Europa, mi madre ya estaba casada con ese sujeto.
-No…- susurré- ¿Por qué no fuiste?
- Estaba en Europa- se encogió de
hombros.
Mis ojos se abrieron de par en par y
lo escrutaron de hito en hito, ¿Esto era una broma, no?
-¿E…en qué parte de Europa?
Santiago sonrió fríamente- Tranquila,
no estaba en Alemania.
-¿Cómo….?
-¿Cómo sé?- preguntó irónico, asentí
levemente- Ya te lo dije, mi padre siempre me contaba todo de ti. Yo estaba en
España.
-¿España?- lo miré, siempre había
querido conocer ese país.
-Sí, mi madre es de ahí, mi padre es
Canadiense- me miró- Parecido tu caso ¿No?
-Algo así…
Mi corazón dio un vuelco.
-Yo… bueno- dudé- Sabía que Tom,
quiero decir tu padre, tenía un hijo… pero… nunca quise saber más.
-¿Nunca quisiste saber más?- dijo
elevando una ceja.
Era cierto, sabía que el marido de
Jude tenía un hijo de 17 años, pero nunca quise saber más, a duras penas le
dirigía la palabra a Tom o a mi madre, ¿Por qué estúpida razón iba a querer
saber de su hijo? Siempre me la pasaba en mi burbuja de soledad, nadie podía
traspasarla, más que Max y en algunas
ocasiones mi padre, pero para mí siempre estuvo mal ese matrimonio, no me
gustaba y nunca lo iba a aceptar, entre más lejos mejor, entre menos
conviviéramos, totalmente excelente.
Al ver que no respondía, Santiago solo
se limitó a mirarme.
-Entiendo- murmuró después de un rato-
No te culpo, ya te lo dije, no querías saber nada de mí porque no te agrada lo
de nuestros padres.
¿Qué? ¿Era una especie de lector de
mentes?... o…. ¿Le pasaría lo mismo? ¿No le agradaba Jude… mi madre? Bueno, a
mí tampoco me agradaba, así que ya teníamos algo en común.
-Yo… ¿También te lo dijo o… sientes lo
mismo?- me anduve sin rodeos.
-Me lo dijo, sí- asintió levemente-
Pero… como a ti, a mí en un principio no me agradó mucho la idea…
-¿Qué te hizo cambiar de opinión?- lo
miré.
-Las circunstancias- se encogió de
hombros con indiferencia.
-¿Cuáles circunstancias?- pregunté
desconcertada.
-Nada- sonrió con una media sonrisa…
encantadora- Perdón por el susto, Ahora lo sabes.
Lo sabía… pero, por alguna extraña
razón, era como seguir sin comprender nada, estaba confundida y… todo era
difuso.
El silencio pesaba en la habitación,
era denso y asfixiante.
-Mi madre se mudó a Italia- dijo
Santiago después de un rato mientras
apartaba la mirada de mi rostro y la posaba fijamente en la luna
-¿Qué?...
-Mi padre me dio esta opción, así que no tengo problema-
me interrumpió.
-Tu mamá- dije después de un rato-
¿Ella… por qué se fue a Italia? ¿Por qué no te fuiste con ella?
Santiago me miró- Por la misma razón
por la cual tú no estas en Alemania ahora.
Su respuesta me tomó por sorpresa y de
nuevo… de nuevo los malditos sentimientos del sueño, el mismo tirón que jalaba
repentinamente de mi pecho, el hormigueo… todo eso tan conocido y a la vez tan desconocido…. De repente mi
cuerpo se hizo consciente de su presencia y que… mi pecho ya no se sentía
vacío, sentía calor en mi corazón y…. el simple hecho de que estuviéramos en la
misma habitación, era como sentirlo tan cercano… pero a la vez tan distante.
Nos habíamos quedado en silencio por
varios minutos, yo con mis estúpidos pensamientos y emociones y él… ¿Qué
estaría pensando él?
-Es tarde- escuché que decía mientras
miraba la luna desde donde nos encontrábamos.
-¿Qué hora es?- dije mientras me ponía
de pie.
-Las dos de la madrugada- dijo
mientras consultaba su reloj.
¡lpm! ¿Tanto tiempo habíamos pasado
aquí?
-¡Diablos!- dije mientras mi mirada se
posaba en la casa de Justin que se encontraba del otro lado- Me tengo que ir.
Escuché que Santiago reía por lo bajo.
-¿Qué?- lo miré confundida.
-Es raro ¿No crees?- me miró- Te tienes que ir y justo estás en tu
habitación.
Caí en la cuenta, en verdad que mi vida
parecía una comedía trágica… mi mirada se posó en mi cama, en mis muebles, todo
estaba como lo había dejado la semana pasada… el día que había llegado a esta
infierno llamado Atlanta.
-Yo… estoy viviendo con Justin-
dije mientras me acercaba a la puerta.
-¿Con Bieber?- me miró levantando la
ceja - Es por eso que te fue a recoger ¿No?
-Sí…, mi madre no quería dejarme sola-
torcí los ojos- ¿Te… dónde dormirás?
-En mi habitación- se encogió de
hombros.
-¿Tienes una habitación?- lo miré
confundida.
Bueno, sí, yo no había recorrido la
planta alta de hito en hito…. Pero, simplemente era difícil hacerse a la idea.
-Si al cuarto de huéspedes se le puede
llamar habitación…- sonrió.
-Oh, amm ¿No trajiste más cosas?- miré
sus dos simples maletas al pie de mi puerta.
-No necesito más- se volvió a encoger
de hombros.
-Claro…- no sabía que más decir y en cierto
punto me sentía incómoda- Será mejor que me apresure.
-Está bien.
No se… me sentía extraña, no sé que
diantres estaba esperando, pero me… ¿Dolió? Su indiferencia… extraño…, sacudí
la cabeza para apartar mis raros sentimientos.
-Adiós Santiago- dije saliendo de mi
habitación.
-Adiós- alcancé a oír desde el
comienzo de las escaleras.***********************************
ohhhhhhh son medios hermanos o hermanastros aii que se yo como decirles :O estoy en shock andy..! ahahaha me gusto el capitulo enserio es diferente pense que tendria algo con santiago ya que siempre tenia los pensamientos descontrolados pero veo que yeiiiiiiiiiiiiiiii ahahah :P
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