lunes, 7 de mayo de 2012

Cap 68°


-¿Qué haces en mi casa?- volví a preguntar firme.
Santiago alzó la mirada y se cruzó con mis ojos. No respondió.

-¿Por qué siempre me persigues?- no sabía de donde había agarrado el valor, porque sinceramente su mirada me intimidaba.
 Necesitaba verlo como el chico al que le había pintado un bigote de plumón unas noches atrás ¿Por qué tenerle miedo a un tipo así? Y si era un depravado sexual que se dedicaba a acosar a niñas de mi edad… bueno no planeaba morir sin dar guerra antes.

-¿Yo?- su sonrisa se volvió sarcástica y me dio la espalda mientras se dirigía a mi ventana- ¿No deberías ser yo el que te pregunte eso?
Me quedé fría… fue como si me hubieran soltado una cachetada, y es que, si lo pensaba detenidamente, yo parecía la acosadora, el día que entré a la casa de la abuelita de Jason, la biblioteca, incluso ahora… yo siempre era la que lo terminaba persiguiendo, o al menos eso parecía…

-Yo…- me quedé sin palabras- ¡Yo no te estoy persiguiendo!
Santiago se giró a verme y la sonrisa sarcástica no desapareció de su rostro.

-¡Además!- grité- ¡Tú fuiste el que fue hoy a la feria! ¡Te vi! ¡Estabas justo en medio! Y luego…- mi voz se hizo un murmuro- Desapareciste…
Igual que en la biblioteca, igual que en el pie de las escaleras cuando Justin me había ido a recoger… igual que en cada ocasión que lo veía ¿Desaparecería ahora?

-(Tn) ___- alcé de nuevo la mirada y vi sus ojos… esos hermosos ojos azules que me provocaban un escalofrío que recorría la piel… igual que en mi sueño…
-¿Qué?- dije apretando los labios y tratando parecer fría y calculadora, lo cual solo era una máscara, porque por dentro era un torbellino de sentimientos encontrados- ¿Te estás vengando de la vez en que yo irrumpí en el cuarto de Jason? ¿Creíste que iba a estar aquí para que me hicieras una broma?

-¿Qué?- preguntó riendo.
-¿Qué planeabas? ¿También un bigote falso? ¿O matarme del susto solamente?- dije frunciendo el entrecejo.

-Escúchame- su rostro se volvió más serio y frío, me estremecí- No estoy aquí porque te acose, porque te persiga, o porque quiero una venganza ¿Entiendes?
-¿Entonces que estás haciendo aquí?- traté de parecer igual de firme que él, pero no me salió, y en cambio mi voz se quebró - ¿Qué quieres decir con todos esos acertijos?

-¿Acertijos?- dijo sonriendo sarcásticamente.
-En tu casa, cuando acababa de hablar con mi madre- mi voz se volvía a quebrar- En la biblioteca… ¡Justo ahora!

-No son ningunos acertijos- me miró.
-¡Entonces explícame!-grité con desesperación- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué siempre me topo contigo?

-Yo…- sus ojos escrutaron con fuerza los míos- No sé porque siempre nos encontramos- me dio la espalda- Siempre… olvídalo.
-¿Qué?- me puse delante de él- ¿Siempre qué?

Santiago tenía los ojos cerrados y al momento de escucharme soltó un leve suspiro y me miró de nuevo con esa mirada…
-Yo…- dije alejándome unos centímetros y comenzando a sentir con la misma intensidad que en mi sueño…  todas esas emociones.

-Es curioso ¿No?- dijo mirando hacía la obscura noche y evitando mi mirada- Yo tampoco lo entiendo… siempre… es inevitable.
Me quedé en silencio ¿Qué era inevitable? ¿Por qué siempre que estaba cerca los recuerdos y los sentimientos de ese horrible sueño  me sobrecogían con mayor ímpetu? Lo decía porque él… imposible, él no podría nunca en la vida experimentar las sensaciones que yo estaba teniendo justo ahora.

-Santiago…- hable en un susurró, mientras sus ojos seguían clavados en la luna que nos alumbraba- ¿Cómo entraste?
-Yo…- sus ojos se clavaron en los míos- Mi padre me dio una copia y un sobre.

-¿Qué?.... ¿Y esto que tiene que ver con…?
-Mi padre me dio las llaves y… está dirección- me interrumpió.

No podía comprender nada, no podía descifrar su mirada, era como tratar de armar un rompecabezas en blanco.
-¿Quién… quién es tu padre?- logré decir tragando el nudo que se había formado en mi garganta

-Mi padre es Tom… tu padrastro.
Fue como si me hubieran lanzado un balde de agua frío directo a la cara, no podía respirar, me costaba trabajo, mis piernas comenzaron a temblar descontroladamente y no pude más que mirarlo con los ojos entornados…

-¿Qué?- no podía respirar.
-Qué pequeño es el mundo ¿No crees?- rió con ironía.

-¿Es joda verdad?- dije mientras me dejaba caer al suelo lentamente recargada en la pared.
-(Tn) ___ ¿Estás bien?- me preguntó indiferente, mientras yo seguía en mi shock emocional.

-Yo….- dije mientras en ese momento mis ojos se detenían en el marco de la puerta, donde se encontraban dos grandes maletas negras reposando en el piso de madera- Tiene que ser mentira…
Él se limitó a mirarme con expresión seria.

-Tu padre es Tom- solté una risita histérica.
-¿Te encuentras bien?- preguntó.

No sabía que era lo que me sucedía ¿Locura? Bueno, eso lo supe siempre, pero no, era otra cosa ¿Me dolía? ¿Por qué me dolía? Era un sentimiento totalmente desconocido para mí, y… pesaba, ¿Dolía tanto como los mismos cristales encajados por todo mi cuerpo? Tal vez…
-Tu…- tragué saliva- Tu sabías de mí.

-Yo… sí, yo sabía de ti- dijo sin apartar sus ojos azules de los míos.
-¿Por qué…?- susurré.

-¿Por qué, qué?- preguntó.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?- lo miré- Lo sabías desde el primer momento en que nos vimos ¿Verdad?

-Yo… no estaba seguro- apartó la mirada- Pero todo encajaba.
Lo miré en silencio, él se limitaba a observarme recargado en la pared, mientras yo seguía en el piso.

-Él te habló de mí- aclaré mi garganta- Tom, tu papá.
-Sí…- sonrió - Siempre… desde que conoció a Jude.

-Pero… ¿Por qué no estas en las fotos de su boda?
-Tu tampoco estás ¿O sí?

Un leve escalofrió recorrió todo mi cuerpo, no, no estaba, me encontraba en Europa, en mi viaje, pensando que mi loca madre había olvidado a ese Canadiense del que se había enamorado, que solo había sido un amor pasajero, pero como lo dije antes, oh, gran sorpresa que me llevé al regresar de Europa, mi madre ya estaba casada con ese sujeto.
-No…- susurré- ¿Por qué no fuiste?

- Estaba en Europa- se encogió de hombros.
Mis ojos se abrieron de par en par y lo escrutaron de hito en hito, ¿Esto era una broma, no?

-¿E…en qué parte de Europa?
Santiago sonrió fríamente- Tranquila, no estaba en Alemania.

-¿Cómo….?
-¿Cómo sé?- preguntó irónico, asentí levemente- Ya te lo dije, mi padre siempre me contaba todo de ti. Yo estaba en España.

-¿España?- lo miré, siempre había querido conocer ese país.
-Sí, mi madre es de ahí, mi padre es Canadiense- me miró- Parecido tu caso ¿No?

-Algo así…
Mi corazón dio un vuelco.

-Yo… bueno- dudé- Sabía que Tom, quiero decir tu padre, tenía un hijo… pero… nunca quise saber más.
-¿Nunca quisiste saber más?- dijo elevando una ceja.

Era cierto, sabía que el marido de Jude tenía un hijo de 17 años, pero nunca quise saber más, a duras penas le dirigía la palabra a Tom o a mi madre, ¿Por qué estúpida razón iba a querer saber de su hijo? Siempre me la pasaba en mi burbuja de soledad, nadie podía traspasarla, más que Max  y en algunas ocasiones mi padre, pero para mí siempre estuvo mal ese matrimonio, no me gustaba y nunca lo iba a aceptar, entre más lejos mejor, entre menos conviviéramos, totalmente excelente.
Al ver que no respondía, Santiago solo se limitó a mirarme.

-Entiendo- murmuró después de un rato- No te culpo, ya te lo dije, no querías saber nada de mí porque no te agrada lo de nuestros padres.
¿Qué? ¿Era una especie de lector de mentes?... o…. ¿Le pasaría lo mismo? ¿No le agradaba Jude… mi madre? Bueno, a mí tampoco me agradaba, así que ya teníamos algo en común.

-Yo… ¿También te lo dijo o… sientes lo mismo?- me anduve sin rodeos.
-Me lo dijo, sí- asintió levemente- Pero… como a ti, a mí en un principio no me agradó mucho la idea…

-¿Qué te hizo cambiar de opinión?- lo miré.
-Las circunstancias- se encogió de hombros con indiferencia.

-¿Cuáles circunstancias?- pregunté desconcertada.
-Nada- sonrió con una media sonrisa… encantadora- Perdón por el susto, Ahora lo sabes.

Lo sabía… pero, por alguna extraña razón, era como seguir sin comprender nada, estaba confundida y… todo era difuso.
El silencio pesaba en la habitación, era denso y asfixiante.

-Mi madre se mudó a Italia- dijo Santiago  después de un rato mientras apartaba la mirada de mi rostro y la posaba fijamente en la luna
-¿Qué?...

-Mi padre  me dio esta opción, así que no tengo problema- me interrumpió.
-Tu mamá- dije después de un rato- ¿Ella… por qué se fue a Italia? ¿Por qué no te fuiste con ella?

Santiago me miró- Por la misma razón por la cual tú no estas en Alemania ahora.
Su respuesta me tomó por sorpresa y de nuevo… de nuevo los malditos sentimientos del sueño, el mismo tirón que jalaba repentinamente de mi pecho, el hormigueo… todo eso tan conocido y  a la vez tan desconocido…. De repente mi cuerpo se hizo consciente de su presencia y que… mi pecho ya no se sentía vacío, sentía calor en mi corazón y…. el simple hecho de que estuviéramos en la misma habitación, era como sentirlo tan cercano… pero a la vez tan distante.

Nos habíamos quedado en silencio por varios minutos, yo con mis estúpidos pensamientos y emociones y él… ¿Qué estaría pensando él?
-Es tarde- escuché que decía mientras miraba la luna desde donde nos encontrábamos.

-¿Qué hora es?- dije mientras me ponía de pie.
-Las dos de la madrugada- dijo mientras consultaba su reloj.

¡lpm! ¿Tanto tiempo habíamos pasado aquí?
-¡Diablos!- dije mientras mi mirada se posaba en la casa de Justin que se encontraba del otro lado- Me tengo que ir.

Escuché que Santiago reía por lo bajo.
-¿Qué?- lo miré confundida.

-Es raro ¿No crees?- me miró-  Te tienes que ir y justo estás en tu habitación.
Caí en la cuenta, en verdad que mi vida parecía una comedía trágica… mi mirada se posó en mi cama, en mis muebles, todo estaba como lo había dejado la semana pasada… el día que había llegado a esta infierno llamado Atlanta.

-Yo… estoy viviendo con Justin- dije mientras me acercaba a la puerta.
-¿Con Bieber?- me miró levantando la ceja - Es por eso que te fue a recoger ¿No?

-Sí…, mi madre no quería dejarme sola- torcí los ojos- ¿Te… dónde dormirás?
-En mi habitación- se encogió de hombros.

-¿Tienes una habitación?- lo miré confundida.
Bueno, sí, yo no había recorrido la planta alta de hito en hito…. Pero, simplemente era difícil hacerse a la idea.

-Si al cuarto de huéspedes se le puede llamar habitación…- sonrió.
-Oh, amm ¿No trajiste más cosas?- miré sus dos simples maletas al pie de mi puerta.

-No necesito más- se volvió a encoger de hombros.
-Claro…- no sabía que más decir y en cierto punto me sentía incómoda- Será mejor que me apresure.

-Está bien.
No se… me sentía extraña, no sé que diantres estaba esperando, pero me… ¿Dolió? Su indiferencia… extraño…, sacudí la cabeza para apartar mis raros sentimientos.

-Adiós Santiago- dije saliendo de mi habitación.
-Adiós- alcancé a oír desde el comienzo de las escaleras.

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1 comentario:

  1. ohhhhhhh son medios hermanos o hermanastros aii que se yo como decirles :O estoy en shock andy..! ahahaha me gusto el capitulo enserio es diferente pense que tendria algo con santiago ya que siempre tenia los pensamientos descontrolados pero veo que yeiiiiiiiiiiiiiiii ahahah :P

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